Wowww, que gusto tener un blog en donde podamos estar conectados y que todos los jóvenes puedan escribir acerca de sus experiencias con la enseñanza. Felicidades por otro nuevo logro y a compartir todos los días. Un beso desde México. Mi comentario no era para vaciar pero si para agradecer todo lo que se hace por la juventud y por el planeta. Ojalá podamos encontrarnos pronto en el camino.
Esta Navidad la familia de mi pareja organizó reunirnos en los Alpes y alquilaron una pensión muy sencilla para todos. Una amiga me preguntaba si iría a esquiar en las montañas. Yo estaba convencida de que no. "Ya estoy muy grande para aprenderlo, cuando estaba más pequeña lo quería hacer, pero entonces no tenía miedo".
Oh sorpresa, que mis suegros de regalo de Navidad me obsequiaron ni más ni menos que un curso de esquiar. Todo iba muy bien, hicimos una carrera y yo me sentía muy feliz. Pero entonces se terminó el curso y ahora tenía que hacerlo sola, sin indicaciones del maestro. Tomé el elevador y... Ví la pendiente tan inclinada, y me sentí tan alto en la montaña que me quedé paralizada. El maestro nos había dicho concentrénse en los movimientos en lugar de mirar hacia abajo. Eso era fácil cuando el iba marcando el camino y los alumnos solo teníamos que seguirlo. Pero ahora yo tenía que decidir el camino, y al mirar hacia abajo seguía paralizada.
Con muchos trabajos logré bajar la montaña. Me duró horas, porque después de cada giro me paraba y miraba hacia donde podría ir. Y entonces me volvía a llenar de miedo.
La siguiente vez me acompañó mi marido y me decía: tienes que girar muy rápido para poder cortar la pendiente, si lo haces lento entonces tomas mucha velocidad. Pero el miedo ya estaba en mí, y cada que giraba sentía que perdía el control así que me dejaba caer. Eso tampoco fue una buena estrategia, además de los moretones que me hice, no me estaba divirtiendo en absoluto.
Al día siguiente, lo volví a intentar, y lo volví a intentar y lo volví a intentar. Hasta que lo logré. El secreto era concentrarse en los movimientos, mirar hacia donde quería ir y no dudar. Entonces pude disfrutar del paisaje, y las montañas saliendo de entre la niebla y ocultándose otra vez.
Para reírse o para llorar, pero otra vez me siento llena de miedo. Me ofrecieron trabajar dando clases de español para clientes privados y empresas. Y estaba muy contenta cuando me llamaron, y en la entrevista me fue muy bien. Y luego vino este sentimiento de miedo otra vez. Me pregunto si las lecciones de esquiar de verdad me enseñaron algo. Me pregunto si algún día no tendré más miedos, o si tener miedo es algo ordinario para los humanos y lo extraordinario es enfrentarlo. Sólo sé que apenas hace unas semanas había escrito en mis deseos de Navidad que quería un trabajo y ahora que me lo ofrecen siento un hueco enorme en el estómago.
Vaciar la copa! Eso necesitaba. Gracias Jardinera por el Blog.
André aqui!
ResponderEliminarmi Skype:
andre.felipe.muccini
puedem add. ^_^
Wowww, que gusto tener un blog en donde podamos estar conectados y que todos los jóvenes puedan escribir acerca de sus experiencias con la enseñanza. Felicidades por otro nuevo logro y a compartir todos los días. Un beso desde México.
ResponderEliminarMi comentario no era para vaciar pero si para agradecer todo lo que se hace por la juventud y por el planeta. Ojalá podamos encontrarnos pronto en el camino.
Sobre el miedo....
ResponderEliminarEsta Navidad la familia de mi pareja organizó reunirnos en los Alpes y alquilaron una pensión muy sencilla para todos. Una amiga me preguntaba si iría a esquiar en las montañas. Yo estaba convencida de que no. "Ya estoy muy grande para aprenderlo, cuando estaba más pequeña lo quería hacer, pero entonces no tenía miedo".
Oh sorpresa, que mis suegros de regalo de Navidad me obsequiaron ni más ni menos que un curso de esquiar. Todo iba muy bien, hicimos una carrera y yo me sentía muy feliz. Pero entonces se terminó el curso y ahora tenía que hacerlo sola, sin indicaciones del maestro. Tomé el elevador y... Ví la pendiente tan inclinada, y me sentí tan alto en la montaña que me quedé paralizada. El maestro nos había dicho concentrénse en los movimientos en lugar de mirar hacia abajo. Eso era fácil cuando el iba marcando el camino y los alumnos solo teníamos que seguirlo. Pero ahora yo tenía que decidir el camino, y al mirar hacia abajo seguía paralizada.
Con muchos trabajos logré bajar la montaña. Me duró horas, porque después de cada giro me paraba y miraba hacia donde podría ir. Y entonces me volvía a llenar de miedo.
La siguiente vez me acompañó mi marido y me decía: tienes que girar muy rápido para poder cortar la pendiente, si lo haces lento entonces tomas mucha velocidad. Pero el miedo ya estaba en mí, y cada que giraba sentía que perdía el control así que me dejaba caer. Eso tampoco fue una buena estrategia, además de los moretones que me hice, no me estaba divirtiendo en absoluto.
Al día siguiente, lo volví a intentar, y lo volví a intentar y lo volví a intentar. Hasta que lo logré. El secreto era concentrarse en los movimientos, mirar hacia donde quería ir y no dudar. Entonces pude disfrutar del paisaje, y las montañas saliendo de entre la niebla y ocultándose otra vez.
Para reírse o para llorar, pero otra vez me siento llena de miedo. Me ofrecieron trabajar dando clases de español para clientes privados y empresas. Y estaba muy contenta cuando me llamaron, y en la entrevista me fue muy bien. Y luego vino este sentimiento de miedo otra vez. Me pregunto si las lecciones de esquiar de verdad me enseñaron algo. Me pregunto si algún día no tendré más miedos, o si tener miedo es algo ordinario para los humanos y lo extraordinario es enfrentarlo. Sólo sé que apenas hace unas semanas había escrito en mis deseos de Navidad que quería un trabajo y ahora que me lo ofrecen siento un hueco enorme en el estómago.
Vaciar la copa! Eso necesitaba. Gracias Jardinera por el Blog.